La forma más bella de dirigir el viento
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«Sufrimos mucho. Pero tuvimos el apoyo de todo el equipo y pudimos completar nuestro sueño».

Hija de padres británicos y nacida en Ipswich, desde muy joven se asentó en Andalucía para cambiar la historia de un deporte que nos había mirado desde lo más alto del podio olímpico. Zabell sumó durante la época previa a los Juegos Olímpicos de Barcelona, campeonatos de España, Europa y mundiales, pero su repercusión estalló con la medalla de oro colgada al cuello.

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Los comienzos fueron difíciles

Theresa Zabell Lucas (Ipswich 1965), malagueña de adopción, tomó su primer contacto con el mar con tan solo unos meses, cuando la familia Zabell Lucas tuvo que emigrar a Canarias desde Inglaterra en un crucero por motivos profesionales del cabeza de familia. Ahí conoció el azul, lo olió y lo degustó quedándose en su retina con la imagen de lo que tenía que ser un “Sea in Blue”.

Al poco tiempo, los Zabell fijaron su residencia en Fuengirola (Málaga) y fue allí donde Theresa, con tan solo diez años, un metro y medio de altura y cincuenta kilos de peso, se embarcó por primera vez en un barco de vela. Como ella misma dice «pasé más frío que en toda mi vida», pero cuatro años más tarde ya era casi una experta en la Clase Europa llegando a conquistar el Mundial en La Rochelle en 1985. Comenzó su carrera olímpica cuando una injusta decisión federativa la dejó fuera de los Juegos de Seúl 88, a pesar de haberse ganado la clasificación. La Federación eligió a dedo a Adelina González y a Patricia Guerra para representar a España en esos Juegos.

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El viento sopla a favor

Theresa pensó en dejarlo todo y estuvo un año viviendo en Inglaterra desconectada de la vela, pero animada por su familia decidió probar una vez más la aventura olímpica en los Juegos de Barcelona. A partir de ahí, dos medallas de oro olímpicas (Barcelona 92 con Patricia Guerra y Atlanta 96 con Begoña Vía-Dufresne), cinco campeonatos del Mundo y tres Europeos adornan el palmarés deportivo más laureado de la vela española con innumerables campeonatos de España y cuatro veces nímero uno del Ranking Mundial y una vez mejor regatista del mundo por la Federación Internacional.

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Devolverle al mar todo lo que este me ha dado

Al término de los Juegos de 1996 nace Olimpia, una preciosa bebé, rubia como la madre, que acapara todo el tiempo de Theresa. Es entonces cuando decide retirarse de la competición y comprometerse con el mar para devolverle parte de lo que él le había dado. El 3 de marzo de 1999, nace la Fundación Ecomar y comienza a dedicarse en cuerpo y alma a ella. Su lema «Cuida de los únicos dos sitios de los que no te podrás mudar jamás, tu cuerpo y tu planeta» definen la filosofía de la Fundación, desde ese momento no ha parado, concienciando a mas de 15.000 niños cada año y cuidando nuestros mares. Hoy Ecomar es un referente en el cuidado de nuestros mares, educando y concienciando para lograr un planeta mejor.

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Un legado que no termina, dispuesta a darlo todo para conseguir un planeta mejor

En 1999 es elegida como diputada del Parlamento Europeo. Ocupa el escaño 470 y llega a ser Vicepresidenta de la Comisión de Cultura, Juventud, Educación, Medios de Comunicación y Deporte. También fue miembro de la Comisión de Medio Ambiente. En 2001 nace Eugenio, el segundo de sus hijos.

Fue Vicepresidenta del COE desde 2007 hasta 2014 y Directora de las Relaciones Internacionales de la Candidatura Olímpica Madrid 2020 logrando una de las mejores presentaciones de la candidatura. Miembro del Jurado de los Premios Princesa de Asturias, entre otros logros. Consultora internacional de la UNESCO en la lucha contra el dopaje en el deporte

Actualmente preside Ecomar, es consejera de varios Clubes y Escuelas de Vela, imparte conferencias para compartir todo lo que ha aprendido y sigue aprendiendo cada día.