NANDO PARRADODurante el Congreso del Legado de María de Villota, que celebramos en Santander bajo el epígrafe “Lo que de verdad importa” hubo tres ponencias que me impresionaron. La primera de ellas de Kyle Maynard, un joven americano que nació en Atlanta (un sitio de inmejorables recuerdos para mi) con amputación congénita de brazos y piernas, lo cual no le ha impedido ser campeón de lucha libre compitiendo contra personas sin discapacidad. Su libro “Sin excusas” refleja su actitud ante la adversidad. Muestra de ello es que ha escalado el Kilimanjaro. Maynard habló de como ha podido hacer una vida normal. Una cosa que me llamo muchísimo la atención fue que dijo que las verdaderas personas con problemas éramos las más de mil que estábamos en la sala. Tuve el privilegio de hacerle las preguntas que le lanzaba el público y las mías personales y traducir las respuestas, ya que hablaba en inglés. Era encomiable la gran alegría de una persona amputada de rodillas y codos para abajo y como había podido manejarse para hacer una vida absolutamente normal. 

Tras él habló Jorge Font, un mexicano que empezó a practicar esquí acuático a los 7 años y a los 19, tras haber sido campeón del mundo, sufrió un accidente que le dejó tetrapléjico de por vida. A pesar de su discapacidad decidió continuar con su vida como deportista profesional. Fue una charla muy emotiva y muy a lo mexicano, en la que habló de que a partir de su lesión se planteó la vida de otra manera. Explicó que lo importante no es tanto la vida deportiva sino lo que viene después. 

La tercera fue la de Nando Parrado, que no necesita presentación. Habló de la película “Viven”, de como después de 72 días y 72 noches en los Andes a 35 grados bajo cero decide emprender la aventura de marchar a buscar ayuda hasta un pueblo, que pensaban estaba a tres kilómetros y estaba a 14 para poder salir de ese sitio tan inhóspito. Yo he dormido en ese pico cerca del Aconcagua, no a tan baja temperatura, pero si a una temperatura muy limite, equipada evidentemente, que ellos no lo iban y la verdad es que sólo pensar en como lo tendrían que haber pasado, se me ponía la piel de gallina

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