La medallista olímpica preside la fundación ECOMAR, que lleva 24 años trabajando en la preservación de los ecosistemas marinos a través de la educación
Cuando hace 24 años nació ECOMAR, Theresa Zabell admite que muchos les miraban con extrañeza. El cuidado del medioambiente o la defensa de la sostenibilidad no tenían el calado actual entre la ciudadanía. Desde entonces, la fundación que preside se ha dedicado a concienciar, educar y actuar en favor de mares y océanos (y desde 2022, también en pantanos y ríos), constantemente amenazados debido a la contaminación por plásticos, la sobre explotación pesquera o la falta de áreas marinas protegidas. “Siempre me ha gustado ser pionera e innovar. Empecé a hacer deporte cuando no estaba bien visto que a las chicas nos interesara. Todo habría sido más sencillo si hubiera transitado un camino allanado, pero las complejidades son compensadas cuando compruebo que he inspirado a mucha gente que hoy sigue mis pasos”.
Medalla de oro en las olimpiadas de Barcelona 92 y Atlanta 96 en la clase 470 de vela, triple campeona mundial y europea, Theresa Zabell se retiró en 1998 y empezó a darle vueltas a poner en marcha algo sólido con lo que mantener vivo su compromiso con el mar. “En realidad, ECOMAR surgió mucho antes de forma inconsciente. Desde los 13 años me preguntaba qué estábamos haciendo mal para que tanto plástico contaminara las aguas. Cuando la fundación no era ni siquiera una idea, ya hice algunos programas con niños y participé en distintas limpiezas de playas. ECOMAR viene de muy lejos”.
Relaciones sólidas
Después de colgar las botas, la deportista plantea a sus patrocinadores la posibilidad de convertirse en patronos fundadores de ECOMAR. Muchos siguen ahí más de 20 años después. “En mi manera de pensar, las alianzas siempre han sido claves. El 95 % de la financiación es privada gracias a grandes compañías. Son empresas que han obtenido un retorno medible y tangible a cambio de ese apoyo incondicional”, argumenta Zabell.
Uno de esos ‘socios’ que no se han bajado del barco es Coca-Cola. Hablamos con la medallista olímpica en Baiona, en el marco del quinto aniversario del proyecto Mares Circulares, impulsado por Coca-Cola y muy alienado con la filosofía de ECOMAR. Se trata de una iniciativa colaborativa encaminada a mejorar la situación de los ecosistemas marinos y avanzar en la circularidad de los residuos fusionando acción directa e investigación. El Puerto de Bueu, próximo a la localidad pontevedresa, es uno de los tres enclaves gallegos involucrados en Mares Circulares.
ECOMAR y Coca-Cola
“Con Coca-Cola hemos buscado siempre las mejores sinergias”, indica la presidenta de ECOMAR. En los primeros compases de esta relación, Coca-Cola se implicó en la Semana del Mar de ECOMAR, un concurso escolar en el que niños y niñas aprenden nociones de astronomía, artes de pesca, el manejo de un barco de vela o de una embarcación de remos o visitan una lonja de pescadores. “Cuando llevábamos a los niños a investigar el ecosistema de las playas, cada vez nos encontrábamos más plásticos. Esto nos llevó a reorientar la actividad y en 2011 comenzamos con las limpiezas del entorno, potenciadas en 2018 momento en que arranca Mares Circulares”.
Por otro lado, Grínpola ECOMAR es el programa de la fundación que educa y conciencia a través del deporte en clubes, escuelas de vela, surf, piragüismo y todo tipo de deportes náuticos a lo largo y ancho de la Península Ibérica. Además, ECOMAR está presente en los colegios con AULAS ECOMAR y el foco en la promoción de la sostenibilidad, el deporte y la alimentación saludable.
Trabajo investigador
En materia de investigación, ECOMAR, Red Eléctrica y la Federación Española de Actividades Subacuáticas, han conseguido replantar posidonia en el Mediterráneo. Esta especie mejora la calidad de las aguas donde está presente y es capaz de acumular microplásticos que posteriormente son expulsados al exterior en forma de las conocidas como bolas de Neptuno. “Ya no solo se trata de frenar el deterioro, sino de influir a largo plazo. En 10 años hemos perdido la tercera parte de la posidonia. No hay tiempo que perder, y no basta con revertir el proceso. Hay que ir más lejos”.
También en alianza, ECOMAR ha recorrido el Mediterráneo con la Fundación Príncipe Alberto de Mónaco, Oceanos Scientific y Mare Vivo midiendo la columna de agua en superficie, a un metro y a dos de profundidad. “Ya no buscamos microplásticos. Por desgracia damos esa fase por superada. El mar está lleno. Esta vez nos hemos centrado en contaminantes químicos tóxicos, y los resultados son brutales. Una vez sabemos que están ahí, el siguiente paso es localizar el origen de estos contaminantes”.
Compromiso
Entre las dificultades a las que aún se enfrenta la fundación, Theresa Zabell percibe que invertir dinero en niños y jóvenes encierra ciertas complejidades. “Influyen temas de protección de imagen, determinados riesgos o que el resultado se vea más a largo plazo que en los adultos. Sin embargo, estamos convencidos de que es la manera más sólida de lograr los objetivos”.
La exdeportista añade: “Cuando tratas con un niño de 9-12 años, que es el tramo donde son más receptivos, es como plantar una semilla que crecerá por poco que llueva. Los adultos nos quejamos por tener que repartir la basura en varios cubos distintos, y es un error. El cambio cuesta, pero está en nuestras manos, muchas veces con gestos sencillos en casa, en la frutería o en la cafetería de la esquina”.
Espíritu olímpico
“Mi teoría es que siempre hay que tener un objetivo para saber adónde vas. Si le quitas el timón al barco, decidirá la corriente”, asegura Theresa Zabell, que recuerda cómo con 11 años descubrió que su objetivo era participar en los Juegos Olímpicos. “Ocurrió en Inglaterra, sentada ante un viejo televisor blanco y negro en casa de la familia donde me alojaba para aprender el idioma”.
Durante años entrenó duro cada día un deporte que no contaba con categoría femenina. “Cuando las cosas cambiaron tenía 20 años y estaba totalmente preparada para cumplir mi sueño. Muchas veces te dirán que algo es imposible, que eso que te propones no va a hacerse realidad. Si crees en ello y lo peleas, es probable que las cosas pasen; por eso entrenaba”.
Eurodiputada, vicepresidenta del Comité Olímpico Español, consultora para la UNESCO… “Cada etapa que concluye conlleva una reinvención, y es algo que, por lo general provoca terror”, declara Theresa Zabell. “Yo siempre estoy pensando en el siguiente reto. Hace un año y medio aproximadamente decidí que quería llegar a formar parte de un consejo de administración. Pienso que puedo aportar conocimiento en asuntos de sostenibilidad, innovación social o buena gobernanza. Empecé a formarme y ahora estoy en pleno proceso de selección. Veremos qué pasa…”.