Theresa Zabell, reconocida como Mejor Regatista del Mundo por la Federación Internacional de Vela, ganadora de dos oros olímpicos, cinco oros mundiales y tres oros europeos, galardonada con la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo y la Orden Olímpica y la Gran Cruz al Mérito Naval con distintivo Blanco y miembro y secretaria del Jurado de los Premios Princesa de Asturias, fue la protagonista de nuestra sexta Tertulia de la Asociación.

Con tal meta nos reunimos el pasado día 23 de noviembre en el restaurante Jai Alai. Con Lucía Brenlla Russo como presentadora moderadora, repitiendo en un formato que domina a la perfección, traduciendo ese dominio en la fluidez, agilidad y amenidad del mismo. En el año en que España ha sido campeona del Mundo de Fútbol Femenino o que Carolina Marín recuperaba sensaciones con su plata mundial, siguiendo la ruta de los años anteriores que han demostrado que España, deporte y mujeres es sinónimo de éxito, Theresa nos recordó que no hace muchos años el deporte era y tenía su techo de cristal para las mujeres.

Nos contó que, siendo niña, cuando descubrió lo que eran los Juegos Olímpicos, su sueño, su meta, fue llegar a participar en unos Juegos Olímpicos. Su deporte, la vela. El techo de cristal, la imposibilidad de que las mujeres pudiesen participar en la vela. No existía la vela olímpica femenina. Y nos puso un ejemplo muy gráfico: es como si una niña tiene hoy el sueño de ser Papa, único rol excluido a las mujeres hoy en día. ¿Qué pasaría si el sueño de una niña fuese ser Papa?

El sueño de Theresa fue participar en unos Juegos Olímpicos en vela y el programa del COI no tenía prueba de vela olímpica femenina en el programa, al igual que otros muchos deportes. Theresa no murió en el intento, se volcó en su sueño, en su objetivo y consiguió cumplirlo. Llegó a unos Juegos Olímpicos. Y ganó. Dos oros, en Barcelona 1992 y Atlanta 1996. Pero ello no fue nada fácil. Theresa reconoció la labor de Juan Antonio Samaranch como el gran impulsor del deporte femenino en las competiciones internacionales.

Pese a ello los inicios fueron difíciles. Su primera participación en los Juegos Olímpicos fue con 27 años, prueba de su persistencia. Explicó los problemas del deporte español, las Becas ADO, la infrafinanciación de algunos deportes… pero también la vida del deportista de élite al colgar las botas, o el chaleco, como ella dijo. Nos habló así de su pasión, el cuidado del mar con su Fundación ECOMAR, para devolverle al mar todo o algo de lo que el mar le había dado después de navegar por todos los mares y océanos del mundo. ECOMAR, como ella misma, suma varios galardones: Placa a la Real Orden del Mérito Deportivo o el Premio Nacional del Deporte.

Lucía le preguntó cuáles eran sus pautas para conseguir avanzar y triunfar en todo lo que se propone. Theresa lo explicó, cómo no, con los 5 aros olímpicos: El Azul es el Sueño, qué quiero hacer, si nosotros no decidimos lo que queremos hacer, la vida u otra persona lo decidirá por nosotros; el Negro es el Sacrificio, el peaje que hay que pagar para conseguir el sueño de cada uno; el Rojo es el Equipo, sin el cual no se hace nada, empezando por los padres, la familia; el Amarillo es la estrategia, donde estoy y donde quiero llegar, ver en cada etapa por donde ir para llegar a buen puerto; el último aro, el Verde, es la Suerte, suerte bien entendida.

Reconoció que siempre se ha planteado cosas que nunca se habían hecho con anterioridad, como ir a los Juegos Olímpicos siendo mujer en el deporte de vela, ser la patrona de un barco de hombres, impulsar el deporte femenino y las Becas Ado en el COE (logrando algo tan sencillo y obvio como la evaluación para la Beca de una deportista pese a un embarazo). Reivindicó el deporte femenino explicando que en cualquier periódico deportivo ocupa un porcentaje menor que el deporte masculino. Nunca ocupó el centro de una portada de Marca pero otras deportistas más jóvenes sí, incluida la protagonizada por Teresa Perales al ganar el Premio Princesa de Asturias de los Deportes en el año 2021. Pero también la igualdad en la dirección del deporte, muy por detrás de la presencia en el mundo empresarial. La cuota de mujeres en las cuentas directivas de Federaciones está en el 20%. Por eso creó y preside la Asociación Española de Mujeres Ejecutivas del Deporte, cuyo objetivo es ayudar y acompañar, mentalizar y formar a las mujeres para que ocupen puestos en la dirección del deporte.

Y llegó el turno de preguntas, muchas, a cuál más interesante. Respondió a todas, incluso sobre algunos tabús: la bondad del hecho de competir y de la ambición, ambas bien entendidas; los tests de feminidad y masculinidad en el deporte; Sebastian Coe; la categoría mixta y la open en los Juegos Olímpicos; la educación de los hijos, el deporte y el camino de los padres; el deporte no organizado versus el deporte organizado; el miedo; el día después del deportista de élite; la vela como deporte minoritario en España, algo incomprensible con los kilómetros de costa y horas de sol que tiene España. En particular se detuvo en el día después. Nos contó que ella se retiró con treinta y tres años, con diez oros, pero con cero días de cotización en la Seguridad Social.

Recomienda a todo deportista estudiar una carrera, tener algo en lo que pensar en el día después, un objetivo. Y de nuevo nos contó su experiencia en el COE, con la Beca Ado y los programas con deportistas retirados para poner en valor en empresas lo que esos deportistas habían aprendido en su vida deportiva (a ganar, a competir, a macarse objetivos, a levantarse…). Los deportistas retirados que no han conseguido labrar su vida posterior son el drama de nuestro deporte, personas a las que todos les hemos exigido mucho como sociedad. Nos marcó un objetivo: arroparles todos como sociedad por todo lo que ellos nos han dado.

A la pregunta de cuál era su secreto para triunfar contestó, sin dudar, el nunca dar nada por perdido y mantener la fuerza mental para no dar nada por perdido. Contó como en las Olimpiadas de Barcelona fueron descalificadas en la primera regata por un error, pese a ello ganaron el oro, porque no dieron nada por perdido y siguieron luchando cada regata, regata a regata. Como regatista defendió el papel de los Clubes Náuticos en la promoción del deporte. Pero lo que verdaderamente defendió fue abrir el mar a la sociedad, más en un país como España con más de 8.000 kilómetros de costa, y en ello la fuerte estructura de la red de clubes náuticos que tenemos debería jugar un papel muy importante. Nos confesó los momentos en que pasó miedo en el mar, destacando una fuerte tormenta en el tercer día de regatas en la Olimpiada de Atlanta. Esa tormenta, ese día y lo allí vivido, cambiaría las normas de organización de la competición náutica olímpica. Reiteró que al mar hay que tenerle siempre respeto y cuanto más se sale al mar más respeto hay que tener. Pero el mar no la deja nunca de maravillar por su gran resiliencia. Del mar depende nuestra permanencia en este planeta: el oxígeno, el agua, la regulación del clima, alimentación… Tras más de tres horas de tertulia, todavía nos faltaban las mejores frases, las que a todos nos han quedado como recuerdo de la misma. A la pregunta de cuál de las tres vidas (deportista, familiar y profesional-empresaria) es su favorita contestó, virando el timón, diciendo que la meta está bien pero que no podemos ni debemos olvidar el camino, pues al enfocarnos tanto en el objetivo, no vemos lo que estamos viviendo. Y lo que estamos viviendo es maravilloso. Hay que disfrutar del día a día. Para ello es esencial disfrutar haciendo lo que nos gusta. Y nos reveló su secreto, todo un consejo vital: es una cuestión de aptitud dijo, “antes de entrar en algún sitio ya he decidido que me va a gustar; me gusta porque he tomado la decisión de que me va a gustar”. Y concluyó: La felicidad es una decisión no es un estado. Porque la felicidad te da al éxito, pero el éxito no te da la felicidad. Y todos entendimos que ese es su secreto para lograr el éxito sin morir en el intento. 

 

M.ª Dolores Ripoll Martínez de Bedoya | Abogada del Estado

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