theresa1Os dejo una entrada del blog MI RELOJ ES AZUL, de Pepe López Rúa, en la que hace una descripción perfecta de una de las grandes virtudes que tiene Theresa Zabell: la capacidad de recuperación después de una caída. Espero os guste.

Solo llevo un par de semanas con esto y ya me saben a meses. Es como si Mi Reloj es Azul me llevara acompañando mucho más tiempo del que lleva en activo, y tal vez sea porque era una idea que había guardado dentro un cajón hasta que me decidiera a empezar con el lío. Pero bueno, cambiando de tema, hoy os quiero hablar de una persona que ha vivido en el mar muchos momentos, muchas horas y muchos días con el mismo objetivo entre ceja y ceja: capear el temporal. Y no podría ser otra que Theresa Zabell, la flamante campeona olímpica de vela y vicepresidenta del COE.
De Theresa había oído hablar desde siempre. Ya sabéis, era consciente de que formaba parte del grupo de deportistas españoles clasificados como los mejores de la historia. Y bueno, una campeona olímpica es una campeona olímpica, y para seros sinceros, puede llegar a ser una figura que asusta por lo alargada que es. Pero Theresa es muchísimo más que una campeona olímpica. Empecé a oír sobre Theresa de verdad hace dos años, cuando Madrid se embarcó en su tercer sueño olímpico consecutivo y Theresa fue nombrada Consejera Delegada de Relaciones Internacionales. Un cargo importantísimo, vamos, porque en una carrera olímpica lo que importa de verdad son los votos de los miembros del COI, y Theresa dirigía todo ese área.
Yo estuve altamente implicado en el sueño olímpico, la verdad. Era voluntario e intenté ayudar en todo lo que pude en la medida de mis posibilidades. Hasta que llegó el batacazo y con él, la decepción y la sensación de que nos íbamos de Buenos Aires con las manos vacías. Hoy, tres meses después y cuando las heridas empiezan a cicatrizar, puedo decir que no fue así. De aquella aventura nos llevamos muchísimas cosas, y aunque algunos se empeñen en quedarse con lo malo, los beneficios de aquel sueño superan con creces a las pegas. Podemos aventurarnos e intentar descifrar el porqué del tercer no consecutivo al proyecto de Madrid, pero creo que nunca lograremos adivinarlo porque no hubo una razón concreta. Nos capitaneaba un equipo de primera y el proyecto era el mejor.
Pero bueno, que me voy por las ramas. Lo más valioso y preciado que me llevé de la aventura olímpica fue el conocer más de cerca a Theresa Zabell.
Creo que Theresa es de esas personas que merecen la pena de verdad. Ha pasado muchas horas en el mar y sabe lo que es el auténtico sacrificio. Lo que más me sorprende de Theresa no son sus medallas de oro (que también, ehhhhh), ni sus títulos ni sus muchos certificados que acreditan su gran talento; lo que más me sorprende es su fortaleza y su gran capacidad de sobreponerse después de un revés. A Theresa le han tirado muchos golpes a la lona, pero tras cada uno de esos golpes ha sabido levantarse y rehacerse. Y sí, pensaréis que al fin y al cabo la vida se trata de eso, pero Theresa lo hace con una maestría especial que hace de ella una auténtica artista. Una entendedora de la vida nata que baila ante los problemas sin complejos ni reparos. Eso es lo que admiro de la doble campeona olímpica Theresa Zabell.
Tras la decepción del pasado 7 de septiembre me puse en contacto con Theresa Zabell para transmitirle mi opinión acerca de lo sucedido. Le conté lo decepcionado que estaba y lo mucho que había soñado con la designación de Madrid como ciudad sede de los JJOO. Y Theresa respondió. Lo hizo con la misma delicadeza y con el mismo tacto de los que os vengo hablando desde el principio de la entrada. Respondió de una forma realmente tranquilizadora, que me hizo ver las cosas desde otra perspectiva. Desde entonces, Theresa ha seguido ahí, disponible y localizable. Eso es, en definitiva, lo que más me asombra de ella. Su personalidad arrolladora y su voluntad de satisfacer a los demás.
Desde aquí te doy las gracias, Theresa. Gracias por hacer feliz a la gente.
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