El Club de Mar ha acogido una mesa redonda sobre patrimonio naval en la que todos los ponentes han coincidido en la necesidad de conservar las embarcaciones tradicionales.

“Los barcos clásicos son patrimonio de todos y hay que protegerlos cueste lo que cueste”. Esta frase de Eduardo Jardón, armador del Rosendo (1950), resume el sentir de los ponentes que esta tarde han participado en la charla-coloquio sobre vela clásica y tradicional, organizada por el Club de Mar Mallorca en el marco del XX Trofeo Illes Balears Clàssics, la regata de embarcaciones de época más importante de Mallorca que tendrá lugar entre mañana y el próximo domingo, día 17 de agosto, en la Bahía de Palma.

La mesa redoda, moderada por la doble campeona olímpica Theresa Zabell, asesora deportiva del Club de Mar, ha contado con la participación del artesano naval Jaume Amengual, el mestre d’aixa Guillem Amengual, el presidente de la Fundacion Isla Ebusitana, José Rábade; el capitán de corbeta de la marina italiana Marco Mazzini, el experto en patrimonio marítimo Manuel Gómez, el armador Eduardo Jardón y el director del XX Trofeo Illes Balears Clàssics, Manuel Nadal.

Manuel Gómez, que trabaja en el comité multidisciplinar que pretende sentar las bases del futuro museo marítimo de Mallorca, ha dicho que es urgente proteger el patrimonio naval de Baleares porque, literalmente, “se está hundiendo”. “Desde el año 2000 han desaparecido el 50% de los llaüts del archipiélago, la situación es muy grave y tenemos que ponernos manos a la obra si no queremos que se pierda una de las partes más importantes de nuestra historia”, ha dicho Gómez.

Jardón ha sido también muy tajante al recordar que “los llaüts proceden de la época de los fenicios, han sobrevivido hasta hoy y hay que evitar como sea que se extingan”. En opinión del armador del Rosendo, un clásico de 1950 fabricado en el taller del maestro Pau Ferrer en Santa Catalina, “gracias a regatas como la Illes Balears los barcos viejos se han convertido en clásicos, ya que han servido como aliciente para su conservación”. Jardón ha criticado, por otro lado, que en España “tiramos lo viejo y lo despreciamos” y ha reclamado leyes como las francesas, que “protegen el patrimonio naval”.

El artesano náutico Jaume Amengual ha hablado en nombre de su tío, el mestre d’aixa Guillem Amengual, autor de los quince modelos que componen la exposición sobre la marina tradicional que acoge el Club de Mar y que está abierta al público. Ha considerado que para conservar los barcos es necesario que no se pierdan oficios como el de mestre d’aixa o calafate, profesionales que sepan trabajar la madera “con la paciencia cariño”.

Su intervención, consistente en una semblanza de Mestre Guillem, ha recordado que las embarcaciones de madera tardaban un año y medio en estar acabadas desde la fecha del encargo, porque era necesario esperar a la época adecuada para obtenerla y luego mantenerla en remojo durante meses, algo que no casa con las prisas de la vida actual. “El mestre d’aixa es un psicólogo que necesita obtener una gran cantidad de información del futuro armador para hacer un barco que terminará siendo una pieza única e irrepetible”, como los modelos que se exhiben estos días en el club y que “no se pueden llamar maquetas, pues han sido construidos con la misma técnica que una embarcación de verdad”.

El presidente de la Fundación Isla Ebusitana, José Francisco Rábade, armador del Hispania (1909), el que fuera barco de Alfonso XIII, ha coincidido con el resto de ponentes en que es muy difícil encontrar mano de obra especializada y ha explicado que en su caso ha tenido que “reconvertir” un carpintero “normal” de Sevilla en carpintero de ribera para realizar trabajos en el buque insignia de la flota española. “No es fácil, pero a los armadores de barcos de época nos empuja una gran ilusión, y así es como vamos conservando el patrimonio”. Tampoco es sencillo, ha dicho, encontrar piezas, ya que la mayoría fueron hechas en su día de forma artesanal, y “hoy ya no quedan torneros”. “Nuestro principal proveedor es una empresa alemana, de Hamburgo, es triste, pero es así”.

Por su parte, Marco Mazzini, comandante del Corsaro II, una de las cinco embarcaciones de la Marina italiana que participan en la regata del Club de Mar, ha explicado que esta embarcación sirve de buque escuela y que recorre unas 2.000 millas anuales. Sobre la situación del patrimonio naval italiano, ha asegurado que, como en España, se ha visto afectado por la crisis económica.

Manuel Nadal, por último, ha opinado que las regatas de barcos clásicos juegan un papel fundamental en la conservación del patrimonio marítimo, dado que mantienen el espíritu competitivo de los armadores y fomentan el cuidado de los barcos, no sólo para que sirvan para regatear, sino también para que luzcan con toda su belleza.

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