Comienza esta semana el 45 Trofeo Princesa Sofía, que cada año se celebra en aguas de la bahía de Palma. Buena época para navegar en esa bahía en la que tantas millas he hecho en todas las clases de barcos. No me acuerdo muy bien cuántas veces he participado en el Sofía y en la Copa de Rey, pero allí he subido al podio cinco veces en vela olímpica y un par de ellas en crucero.
Bonitos recuerdos me traen esa bahía, donde navegué desde muy temprana edad y donde también preparé los Juegos de Barcelona y los de Atlanta con mis compañeros de equipo Jordi Calafat y Kiko Sánchez Luna. Ese Embat que te embruja y que te hace sentirte en libertar marcando un rumbo de izquierda hacia Cabo Enrocat o el Xaloc, viento puramente de tierra, que deja la bahía plana como un lago. Esas entrega de premios en los que no faltaba la Reina le daban a la regata un sabor especial.
Medallistas olímpicos, campeones del mundo y continentales se citan frente a la catedral para medirse en una de las regatas más importantes del planeta. Este año se han inscrito 1.200 regatistas de 60 países con un valor añadido en juego, que es que el Sofía pertenece a la Copa del Mundo de vela olímpica (ISAF Sailing World Cup). El que gane se llevará la Ensaladera donde están grabados los nombre de todos los que la hemos ganado.
Muchas regatistas jóvenes en mi clase, el 470 femenino, con las tripulaciones españolas formadas por Marina Gallego y Fátima Reyes, Alba Bou y Julia Subira, Bárbara Cornudella y Sara López, Ángela Pumariega y Patricia Cantero y Sofía Toro y Laura Sarasola. Todas ellas luchando por un puesto en el Equipo Olímpico que viajará en 2016 a Río. Y otras tripulaciones españolas de las demás clases en donde la calidad rezuma por las dos amuras. Veo un buen Equipo Preolímpico a las ordenes de Toni Ripoll, mi entrenador para los Juegos tanto de Barcelona como para Atlanta.
No todos pueden ganar, pero sí pueden aprovechar para aprender unos de otros. Las victorias y el Olimpo se consiguen a base de trabajo y sacrificio, pero sobre todo confiando en ti mismo y apoyándote en todos los compañeros. Palma está de suerte porque lleva 45 años organizando el Trofeo Princesa Sofía, un verdadero escaparate de campeones.