El 25 de julio se cumplieron 30 años de Barcelona 1992, un evento internacional que sirvió para posicionar a la ciudad condal como referente global y para impulsar el deporte español
Eran los comienzos de la década de los 90 y soplaban vientos de cambio. La caída del muro de Berlín permitía por primera vez la celebración de unos JJOO sin vetos políticos ni boicots. Los estados postsoviéticos participaban con la bandera olímpica bajo el nombre de Equipo Unificado, mientras que las repúblicas bálticas acudían a la cita de forma independiente y Alemania volvía a competir como un estado unificado.
España, por su parte, estaba lista para mostrar su talento y su cultura al mundo entero. La ceremonia de inauguración que tuvo lugar aquel 25 de julio de 1992 quedó inmortalizada como una de las más espectaculares de todos los tiempos.
El arquero Antonio Rebollo fue el encargado de lanzar la flecha que encendió la llama olímpica en el Estadio de Montjuïc ante 60.000 personas y 6 millones de televidentes.
Exitosa participación española
Los siguientes 14 días fueron testigos de la mejor participación española en Juegos Olímpicos a nivel medallas. En total fueron 22: 13 de oro, 7 de plata y 2 de bronce.
Probablemente, la más recordada por los amantes del atletismo sea la conseguida por Fermín Cacho en la prueba de 1500 metros. Aunque también quedó en la memoria el oro de Daniel Plaza Montero en los 20 km marcha, la plata de Antonio Peñalver Asensio en decatlón y el bronce de Javier García Chico en salto con pértiga.
Además, Barcelona ’92 significó la explosión del deporte femenino español. Las mujeres se subieron al podio en 8 ocasiones. Miriam Blasco y Almudena Muñoz ganaron el oro en yudo. Theresa Zabell y Patricia Guerra hicieron lo propio en vela. Las jugadoras de hockey ganaron la final contra Alemania. Además, las tenistas Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, la gimnasta Carolina Pascual y la regatista Natalia Vía-Dufresne engrosaron el medallero con insignias de plata y bronce.
Un punto de inflexión para el deporte español
Estos éxitos deportivos fueron consecuencia del trabajo duro y el entrenamiento constante de los atletas, pero también fueron fruto de la planificación y la apuesta por el deporte que hizo el país ibérico.
En 1987, 5 años antes de los Juegos, se presentó el Programa ADO para apoyar el desarrollo de deportistas nacionales de alto rendimiento. Este proyecto financia con becas a los deportistas con potencial para conseguir buenos resultados olímpicos, otorga incentivos a entrenadores y elabora Planes Especiales destinados a complementar la preparación de los deportistas.
Además, se realizaron importantes inversiones en infraestructura que modernizaron la arquitectura urbanística de Barcelona y la transformaron en una metrópoli. Ejemplos de este proceso son las Rondas de Barcelona, la construcción de la Villa Olímpica, la ampliación del aeropuerto del Prat y la transformación del puerto.
Por todo lo dicho, los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 fueron un punto de inflexión para el deporte español. No solo propiciaron la infraestructura deportiva donde se preparan los deportistas del presente, sino que sembraron la semilla que engendra a los atletas del futuro.