1392314517_extras_noticia_foton_7_1España ha estado representada en los Juegos Olímpicos de Invierno por 20 deportistas (14 hombres y 6 mujeres) que han competido en siete deportes: Biatlon, Esquí Acrobático, Esquí Alpino, Esquí de Fondo, Patinaje, Skeleton y Snowboard. El bagaje que se traen a España es de dos Diplomas Olímpicos conseguidos por el patinador artístico Javier Fernández y el snowboard de campo a través Lucas Eguibar.

Parece poca recompensa para tanto trabajo, pero España ha dado un gran paso en Sochi con respecto a su actuación en Vancouver 2010, en los que el decimo segundo puesto de Queralt Castellet fue el máximo premio que pudimos traer. Mala suerte hemos tenido y también, por qué no, exceso de responsabilidad. A Carolina Ruiz dos despistes le hicieron terminar antes de tiempo sus pruebas en el Descenso y en el Super Gigante. A Javier Fernández le jugó una mala pasada esa «mochila» de responsabilidad que llevaba después de ganar el Europeo y no subió al podio en Patinaje Artístico por muy poquito. Un mínimo desequilibrio dejó a Queralt Castellet sin opciones en Snowboard y a Lucas Eguíbar le traicionó un esquí en campo a través. El caso es que en Sochi 2014 los españoles nos quedamos una vez más en blanco en el medallero y alargamos cuatro años más las leyendas de Paquito y a Blanca.

España es el segundo país europeo en sistemas montañosos después de Francia, pero aún no podemos compararnos con las instalaciones que tienen países como Austria, Italia, Suiza o Francia. Esto no lo quiero poner como excusa, pero quizás si deberíamos pensar en que si tenemos mucho potencial humano, deberíamos centrar un poco más nuestros esfuerzos en darle a nuestros deportistas unos pocos más de medios.

Otro aspecto que creo que tenemos que trabajar con nuestros deportistas es el psicológico. Normalmente nos pesan mucho las responsabilidades que adquirimos cuando estamos en lo más alto y hay que entender que el deporte es así: trabajo, planificación, esfuerzo y una dosis de suerte. Podemos ganar igual que ganan los demás aunque nos llamemos Martínez, Fernández, García… Eso no tiene que ser un obstáculo, porque los grandes retos se afrontan compitiendo contra los grandes y las posibilidades se reparten. Barcelona 92 nos sirvió para superar esta asignatura en Juegos Olímpicos de verano y ahora lo tenemos que hacer en los de Invierno.

Desde ya, desde que nuestros deportistas pisen el suelo de Barajas a su vuelta, tenemos que ponernos a trabajar para que en los próximos Juegos Olímpicos de Pyeongchang, en Corea del Sur, vayamos con la convicción de que «si se puede». ¡Animo y enhorabuena!

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