(EL DIARIO MONTAÑÉS)._Posee el aura eterna de quien alcanzó la gloria olímpica. Pero Theresa Zabell Lucas (Ipswich, Reino Unido, 22 de mayo de 1965), la logró por partida doble. Sus dos medallas de oro olímpicas, en 470 (Barcelona’92 y Atlanta’96), son un hito que aún no ha sido igualado por otra mujer en España. Retirada de su deporte desde 1996, está más que al t
anto de lo que sucede en una vela española que tendrá en el Mundial de Santander su gran acontecimiento. Zabell fue una de las valedoras ante la Federación Internacional, la ISAF, de la candidatura de la capital cántabra para organizar el evento. Un Mundial del que sabe que ha pasado por muchas dificultades, aunque la bicampeona olímpica y vicepresidenta del Comité Olímpico Español es de las que prefiere «no mirar atrás» y aunar esfuerzos para que el mayor evento deportivo que haya organizado nunca la ciudad sea un éxito.
_En su intervención en el Foro Santander, organizado por EL DIARIO, demostró estar muy al tanto acerca del Mundial de Vela ¿Le ha gustado cómo se han hecho las cosas?
_En la vida todo es mejorable. Pero a mí me gusta quedarme con lo positivo. Prefiero no mirar atrás. A menos de dos meses para el Mundial, hay que hacer piña y remar todos en el mismo sentido, para que cuando llegue septiembre todo esté perfectamente preparado para acoger a los deportistas, para que la organización sea perfecta, y la ciudad esté engalanada con motivo del Mundial. Hay que conseguir que los deportistas se vayan de Santander con el deseo de que ojalá el campeonato hubiese durado más. Que tengan ganas de volver a la ciudad. Es la mejor sensación a la que podemos aspirar.
_Aludía a meses de rumbo incierto…
_No es un secreto que el Mundial sí ha pasado por esos meses de incertidumbre. Primero con el cambio en la presidencia de la Federación, luego en la dirección del propio Mundial… Y los cambios siempre son difíciles de encajar por parte de todos. Lo importante es que toda esa incertidumbre se quede en el pasado. Al frente del Mundial ahora está Jan Abascal, una persona muy querida aquí. Y detrás de él está la ciudad, que es la que tiene que poner los avales para que un evento así pueda salir adelante. El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, siempre ha estado implicado hasta arriba con el Mundial.
_¿Será el mejor Mundial de todos, el mejor Mundial posible, un buen Mundial…?
_Cuando fuimos a pedir el Mundial a la ciudad inglesa de Southampton, la intención es que fuese el mejor campeonato de la historia y que marcase un antes y un después en la forma de organizar un Mundial. La vela siempre ha sido un deporte no tan profesional como otros y la intención era dar ese salto. Y yo espero que eso se cumpla. Deseo que Santander, tras el Mundial de Vela, sea una referencia en cuanto a organizar este tipo de eventos.
_España es un país con gran tradición marítima. Y la vela es el deporte que más medallas olímpicas ha dado. Entonces, ¿por qué sigue siendo un deporte tan desconocido para el gran público?
_Las medallas han tenido apoyo, pero ese apoyo ha sido muy dirigido a esas personas que han traído medalla. La vela española no tiene una pirámide típica de deporte, con una base muy ancha de practicantes y una élite en la cúspide. En España la cantidad de gente que navega es muy poca en comparación con la élite que hay. Tenemos suerte de tener unos deportistas maravillosos. A mí me han llegado a decir que ganar una medalla en unos Juegos Olímpicos es fácil, que casi la regalan, y que siempre España va a ganarlas. Llevo 17 años con la Fundación Ecomar, en la que tratamos de acercar a los niños al mar. Más de 110.000 ya han pasado por nuestros programas. Muchos de ellos iban con la idea de que la vela era un rollo, un deporte para gente mayor. Y al probarlo decían que era un deporte divertido. Quizá el problema es que no hemos sabido vender el deporte de la vela a la gente joven.
_¿El gran público asocia la vela a un deporte reservado a la clase alta y que no requiere mucho esfuerzo y no se fija en el inmenso trabajo que exige la vela olímpica?
_(Rotunda) En España, sí, aunque en otros países no sucede. Aquí la vela de crucero ha tenido una repercusión televisiva y mediática mucho mayor que la vela olímpica. Es un tipo de vela que su público objetivo no son los niños, que es cuando se empieza a practicar deporte. Y al no parecerles un deporte atractivo para ellos, los niños eligen otra opción. Si supiéramos transmitirles la vela, adaptada a su edad, condición física y nivel de diversión… Hasta ahora no hemos sido capaces de hacerlo. Y la vela es un deporte que transmite emociones.
_Habla de la vela en los colegios como un primer paso para popularizar este deporte…
_Es una forma de que los niños prueben este deporte y aprendan a navegar. Si lo hacen en el colegio, habrá alguno al que le guste y quiera seguir. Les daríamos a los niños la opción de probar este deporte. Yo he propuesto esta iniciativa. Y hay Ayuntamientos que la han llevado a cabo. En Cádiz, Rota, algún ayuntamiento de Barcelona… En Cádiz y Rota es una idea que lleva funcionando doce o catorce años. Y aunque no es el objetivo principal, de esa zona ya han salido campeones de Europa.
_Los regatistas españoles compiten contra los de otros países que dedican muchísimos más recursos a este deporte. Y sin embargo se siguen ganando títulos ¿Hasta cuándo el talento de los regatistas españoles podrá competir contra esa mayor disponibilidad de medios?
_Ha habido recortes en los presupuestos deportivos, pero al mismo tiempo se han ido cubriendo huecos por otros lados. Empresas como Telefónica han creado un programa de becas, Podium, para deportistas que no están en el plan ADO. La crisis afecta al deporte, pero la solidaridad de las empresas es importante y es de agradecer. Creo que, de momento, salvamos la cara. Sobre todo por el gran trabajo y constancia de nuestros deportistas, que no consiguen esos éxitos por dinero, sino por su honor y por su orgullo..
_Se retiró a los 31 años ¿Pronto o ya lo había conseguido todo?
_Había ganado dos oros olímpicos en 470, cinco Mundiales… Y físicamente ya tenía alguna ‘cosita’. Por un lado está el tema de la motivación, pero creo que para un deportista es importante saber retirarse a tiempo. Considero que hay que hacerlo cuando tienes un buen sabor de boca y no esperar al declive. No dudo de que podía haber ganado más cosas. Pero también quería una vida familiar estable y disfrutar de mis hijos, no perderme su infancia. Quería tener una vida después de la deportiva. Y llegué a la conclusión de que era un buen momento.
_Es la única mujer española con dos oros olímpicos. Siempre se dice que el oro en unos Juegos es especial. Pero, ¿cómo es el segundo? ¿Se disfruta más que el primero?
_El primero de esos oros fue muy especial. Ir a unos Juegos Olímpicos es la mayor ilusión de un deportista y si además son en tu casa… Llevaba desde 1986 viviendo en Barcelona y preparando los Juegos. Para un deportista, que en su trayectoria se celebren unos Juegos Olímpicos en su país no es fácil. Si además ganas la medalla de oro, es una carambola. Por eso, la medalla de oro de Barcelona fue muy especial. En 1996, en Atlanta, no estábamos en el meollo de los Juegos. Regateábamos en Savannah. Un lugar inhóspito, con muchas tormentas, y en el que la gente no tenía mucha experiencia a la hora de organizar competiciones de vela. No fue comparable a la de Barcelona, ¡aunque ganar una medalla de oro olímpica siempre es la leche! (risas).
_En estos años su labor ha estado sobre todo en los despachos ¿Echa de menos el mar?
_He navegado bastante con los programas que hemos hecho en la fundación. Y en verano también lo hago. Pero en barcos de vela, normalmente no navego. Cuando estás acostumbrado a un barco perfectamente preparado, si coges uno que no lo está… Aunque fui a bordo del ‘Telefónica’ en la regata costera de Lisboa en la última edición de la Volvo Ocean Race. Además, no he tenido casi tiempo. Entre los años 1999 y 2004 he sido eurodiputada y en los últimos dos años he estado en la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2020. También me he metido mucho en el mundo de las conferencias.
_Y de entrenadora ¿Se ve en un futuro?
_Tampoco me veo. La vela no se me va a olvidar nunca, pero no sigo el día a día. Me tendría que reciclar (risas). Además, supondría viajar mucho. Con mis hijos en las edades que están (17 y 13 años), no puedo.